“Para nosotros la música es una acto de adoración”, afirma Bono el líder de U2
Irlanda
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«Tengo una mujer a la que quiero y unos hijos que me dan motivos para levantarme cada mañana; sé que el mundo es un lugar frágil, y esto me da otra razón para levantarme, pero U2 es también una gran parte de todo lo que me mantiene mentalmente sano», asegura. A su juicio, las canciones y su capacidad para interpretarlas les mantienen con los pies en el suelo y con «sensatez». «Es en directo cuando descubrimos de verdad nuestras canciones», afirma. «Siempre intentamos hacer algo no hecho antes, algo único», comenta el cantante irlandés mientras contempla la enorme estructura giratoria con la que pretenden, a pesar de todo, «crear intimidad».
En esta gira promocionarán su último disco, ´No line on the horizon´, que será la base sobre la que se construirá un ´Set List´ que promete revisar clásicos y alguna que otra sorpresa para los fans más acérrimos.
LA ESPIRITUALIDAD DE UNA BANDA DE ROCK
Era el primer partido de la NBA el año 2001 en Los Ángeles, cuando anunciaron de repente que U2 actuaría en el intermedio desde Boston. Las cámaras conectaron en ese momento y descubrieron a su cantante Bono, de rodillas orando, mientras comenzaba a recitar las palabras del Salmo 116 ante la televisión nacional: ¿Cómo podré pagar al Señor todo el bien que me ha hecho? El cantante de la banda más popular de rock del planeta hacía suya así una vez más las palabras de David: Levantaré la copa de la salvación e invocaré su nombre, cumpliré mis promesas al Señor.
Tal expresión de adoración no deja de sorprender en un músico de rock, que es especialmente conocido por su lectura de la Biblia, pero también por la agresividad y el lenguaje obsceno de muchas de sus declaraciones. La espiritualidad de Bono es algo difícil de entender para alguien que examina su fe desde una perspectiva tradicional religiosa. Hijo de un católico y una protestante, el cantante de U2 se crió yendo con su madre y su hermano a una pequeña capilla de la Iglesia de Irlanda (miembro de la Comunión Anglicana, mientras su padre iba a misa a la parroquia que había algo más arriba en el barrio de Finglas, al norte de Dublín.
La fe que refleja U2 no tiene que ver en realidad con ninguno de los dos bandos en los que está dividida la religión organizada en Irlanda. «Tengo éste hambre en mí», dice Bono. «Por todas partes veo la evidencia de un Creador, pero no lo veo como la religión, que ha cortado mi pueblo en dos». De hecho, «no veo a Jesucristo como parte de una religión», dice el cantante de U2. «La religión para mí, es casi lo que hay cuando Dios ya no está y la gente inventa una serie de reglas para cubrir ese vacío».
LOS COMIENZOS
U2 nace en un colegio de Dublín llamado Mount Temple. Era la única escuela no confesional en un país completamente dominado por el catolicismo-romano. Algunos profesores sin embargo eran cristianos. Una de ellas, dice Bono, «realmente nos mostró lo que Dios puede hacer en la vida de una persona». Más de cien alumnos se reunían para orar cada mañana y a la hora de comer. Otro profesor creyente llegó a ser luego pastor de la Iglesia de Irlanda y haría la boda de Bono en 1982 con una de sus compañeras, Alison Stewart, con la que está todavía casado.
El guitarrista del grupo es un inglés conocido por el apodo de The Edge, se interesó por el cristianismo a raíz de un curioso episodio en un McDonalds, en el que un Hare Krishna empezó a ridiculizar a un hombre que estaba leyendo una Biblia. Es así cómo empezó a asistir junto al batería, Larry Mullen, a las reuniones de la comunidad cristiana evangélica carismática Shalom, donde Bono iba ya a estudios bíblicos y encuentros de oración. Los dos llegaron pronto a la fe por su testimonio. El bajista del grupo sin embargo, Adam Clayton, nunca se ha declarado como creyente y ha asistido siempre algo extrañado a las declaraciones de fe de sus compañeros.
CRISTIANOS EN EL FILO DE LA NAVAJA
Su segundo disco, October (1981) fue recibido como «un LP cristiano» por la principal revista musical irlandesa (Hot Press), que ha seguido siempre especialmente de cerca su carrera. Títulos como Gloria y Rejoice son verdaderos cánticos de alabanza, mientras que Tomorrow o With A Shout (Jerusalem) proclaman la cruz de Cristo. Hasta entonces eran muy pocos los artistas en el mundo del rock que declaraban su fe cristiana ante al gran público. Sólo Cliff Richard, el equivalente británico a Elvis Presley, era conocido por ser evangélico desde los años sesenta.
Su presencia en el festival cristiano de Greenbelt el año 81 sirvió en ese sentido no sólo para confirmar su fe, sino para mostrar su identificación con la filosofía de este encuentro conocido en todo el mundo por su separación del arte de toda forma de evangelización. U2 por eso realmente nunca ha querido utilizar su música como un medio para propagar su fe. Una decisión que no fue entendida por parte de la comunidad carismática con la que se reunían, y que les llevó a un cierto distanciamiento a partir de October.
Las tensiones generadas llevaron a que el mismo guitarrista The Edge se plantee seriamente en abandonar el grupo en la época de War (1982). Ya que para él, «era reconciliar dos cosas que parecían excluyentes». The Edge aún le confiesa al escritor Bill Flanagan el año 95, en su libro U2 At The End of The World que: «nunca resolvieron la contradicción, esa es la verdad, y probablemente nunca lo logremos».
U2 ha vivido desde entonces en el borde del abismo que separa lo profano de lo sagrado. Nadie negará que en esa delgada línea que divide el cielo del infierno, no hay veces que han sido quemados por las llamas, pero hay pocos ejemplos de músicos contemporáneos que hayan logrado mantener su fe, viendo su trabajo como algo más que una mera forma de entretenimiento. The Edge decía en el año 95: «Supongo que hemos cambiado mucho de actitud desde entonces, pero la fe central y el espíritu de la banda sigue siendo el mismo». Aunque cree que ahora tiene «cada vez menos paciencia con el legalismo», lo que mira es «simplemente si vives una vida de fe».
Desde entonces es evidente que no han dejado de leer la Biblia. Sus citas se repiten una y otra vez a lo largo de sus canciones, pero a la vez han tomado un papel cada vez más claramente político. Comenzó con su oposición a lo violencia en Irlanda del Norte en War, pero continuó con un compromiso creciente con la lucha por la justicia social en el mundo. Esto preocupó a muchos cristianos, que los veían cada vez más lejos del corazón del Evangelio. Su discurso se hacía cada vez más violento y no desaprovechaban ninguna oportunidad de criticar el cristianismo norteamericano.
FUEGO INOLVIDABLE: APARECE LA ESPERANZA
Su álbum del año 84, The Unforgettable Fire, fue el primero que hicieron después de dejar la comunidad. Este disco representa todo un salto de madurez, al hacer un misterioso trabajo lleno de carga poética y sonidos impresionistas. Su tema sigue siendo la esperanza, el calor del hogar y el amor que se entrega, pero sobre todo resalta el impacto de otra forma de entender la fe, inspirados por el ejemplo de Martin Luther King. El titulo mismo viene de una exposición que vieron en el Museo de la Paz de Chicago, donde una serie de recuerdos de los supervivientes de Hiroshima acompañaba un homenaje a la figura de este pastor protestante. La canción que le dedicaron (MLK) cierra el disco de una forma similar a como lo hace el Salmo 40 en War. Es un tema intrigante, lleno de profunda tristeza al recordar su muerte, que contrasta con la celebración de su vida que hacen en Pride.
«Si voy a América y pongo la televisión», dice Bono el año 87, «empiezo a sudar enormemente cuando veo a esos tipos que han convertido la fe en una industria». Cuando el cantante de U2 piensa en el evangelismo norteamericano, recuerda la mano de esos predicadores que pretenden hacer sanidades con una mano que parece salirse literalmente de la pantalla. «¡Es terrible!», dice Bono, «soy cristiano, pero a veces me siento tan lejos del cristianismo». Puesto que «el Jesucristo en que yo creo fue el hombre que tiró las mesas en el templo y echó a los que cambiaban el dinero, que eran como los televangelistas de hoy». Es contra estos predicadores que habla Bono en el concierto grabado en la película Rattle and Hum, que «roban dinero al enfermo y al anciano», ya que «el Dios en que yo creo, no le falta el dinero», dice el cantante.
Bono se muestra a veces avergonzado por ser considerado un ejemplo de fe cristiana. Dice en una entrevista del año 88: «La razón por la que me atrae la luz de las Escrituras es porque muestra otro lado de mí que permanece oculto». Aunque tiene grandes ideales y aspiraciones de paz, se siente capaz de la agresión más brutal. «Me gustaría poder vivir al nivel que exige el cristianismo, pero soy como un aficionado», dice Bono.
Es por eso que la mejor declaración de fe que ha hecho U2 es tal vez su canción Todavía no he encontrado lo que busco. Este tema de The Joshua Tree (1987) es «una canción evangélica para un espíritu inquieto», dice Bono. En él canta: «Rompiste los lazos / soltaste las cadenas / llevaste la cruz / y mi vergüenza / sabes que lo creo. La redención, la expiación y la muerte vicaria de Cristo en una declaración teológica sin precedentes, llena de esperanza, en el espíritu de Filipenses 3:4-16. La fuerza escatológica de esta oración representa en ese sentido lo mejor del espíritu del gospel.
AÑOS 90: DE LA AUTOPARODIA A LA CONFUSIÓN
Mucha gente está cansada ya de oír a estrellas del rock hablar de los problemas de este mundo, mientras exhiben su estilo de vida millonario, haciéndose fotos con la gente más miserable de todo el planeta. La imagen que daba el grupo irlandés U2 a principios de los noventa producía esa impresión patética de tantos personajes de moda que se llenan la boca de discursos de justicia social, entre expresiones obscenas mientras exhiben su último modelo, en medio de los excesos del alcohol y la droga. ¿Qué había quedado de aquellos chicos sanos de Dublín de los años ochenta, llenos de grandes ideales y fervor cristiano?
Bono, como suele decir la prensa, ha sido siempre un gran bocazas y sus declaraciones oscilan a menudo entre lo sublime y lo ridículo, en apenas una frase. Su lenguaje es tan sucio como el de la mayor parte de la gente hoy, aunque también es cierto que lleva más de un cuarto de siglo hablando de cosas de las que poca gente habla hoy. Ya que sus intereses no se limitan a la música, la sociedad o la política, sino a realidades espirituales trascendentes como el cielo o el infierno, ángeles y demonios, liberación y redención, gracia y paz. De hecho es raro el artículo o la entrevista que no mencione las palabras fe, mística o religión.
El primer disco sencillo de U2 en los años noventa es el desconcertante The Fly (La Mosca). El sonido industrial de Achtung Baby (1991) nos presenta la voz distorsionada de Bono y unas fotos en actitud de clara provocación sexual. La lujuria se mezcla con el romanticismo de un canto hedonista, difícil de relacionar con cualquier concepto de pureza o santidad. Se hace pública entonces también la noticia del divorcio de The Edge y todo parece anunciar la traición a Cristo evocada en Hasta el fin del mundo. Jesús aparece todavía en One, pero ¿cómo entender el espíritu divino femenino al que Bono canta en la banda sonora (que hace con su amigo, educado en los Hermanos, Gavin Friday) para la película En el nombre de Padre (1993).
Para todas estas cosas hay por supuesto muchas explicaciones, pero no deja de ser como mínimo confuso como reflejo de la fe de un artista cristiano. Zooropa (1993) nos presenta la misma ceremonia de la confusión. U2 parece haberse convertido en una banda de glam-rock, al mostrar entre los mareantes flashes a un Bono vestido de cuero apretado y reluciente, mientras pantallas de televisión disparan todo tipo de mensajes subliminales contradictorios, en toda una exhibición tecnológica. Y ante tal espectáculo, algunos críticos se preguntan si se puede caer todavía más bajo. Algunos ven sin embargo aquí una burla de la post-modernidad, pero la ironía resulta demasiado sutil, para ser captada por la mayoría de la gente.
VANIDAD DE VANIDADES
A mediados de los noventa U2 está ya cansado de jugar el papel de estrellas. Las promesas de fama y fortuna, que anuncian los placeres de este mundo, no esconden detrás del neón más que la medianoche. La verdad es que «hace frío afuera, aunque esté muy iluminado» (Zooropa). Bajo las calles está «la piel y los huesos de una ciudad sin alma» (The Wanderer). Bono ve la futilidad de una vida sin Dios en esta canción, llamada originalmente El Predicador, por estar basada en Eclesiastés: «Salí allí fuera / en busca de experiencia / probar y tocar / y sentir lo más posible / que el hombre pueda / antes de arrepentirse».
Este motivo es el que hace que una canción tan extraña como “Papá va a pagar por tu coche roto” parezca una nueva versión del hijo pródigo, que quisiera desvelarnos el asombro de la gracia. Esa misma idea de parábola puede haber también en una canción como La primera vez, en la que protagonista tira las llaves del Reino, para salir por la puerta de atrás. Según el libro de Niall Stokes, Bono estaba pensando en este caso en el pastor Al Green, convertido en famoso cantante de soul. Es evidente que parece inútil «buscar al bebé Jesús bajo la basura» (Mofo). El álbum Pop (1997), cierra la trilogía de esos inquietos noventa, algo discotequeros, pero llenos sobre todo de un vacío de la esperanza y verdad, que vibraba en sus canciones de los ochenta.
«Buscando salvar mi alma / buscando en lugares donde no crecen las flores / buscando llenar lo que Dios hizo completo» (Mofo). Aparece en Bono la nostalgia por la madre perdida a los 14 años (cuya búsqueda se mezcla con la de Dios ya en una de sus primeras canciones, I Will Follow). Está claro que está intentando encontrarse a sí mismo. En sus conciertos de Popmart, el cantante grita: «Fui buscando el espíritu y encontré alcohol; fui en busca del alma y compre algo de moda; quería encontrar a Dios, pero me vendieron religión». Por lo que ¿dónde está Dios entonces? Si el cristianismo se ha comercializado y «han puesto a Jesús en la industria del espectáculo / ahora es difícil encontrar la puerta» (Si Dios enviaría sus ángeles). Pero hay hambre de eternidad en temas como Wake Up Dead Man o The Playboy Mansion.
REGRESO A LOS COMIENZOS: SED DE ETERNIDAD
El disco que abría este nuevo milenio, All That You Can´t Leave Behind (2000) anunciaba una vuelta a lo básico, regresando a la simplicidad los orígenes en su gira Elevation. Su honestidad muestra ahora sin embargo una vulnerabilidad desarmante. Salman Rushdie recuerda una comida con Bono y su nuevo colaborador, el director de cine alemán Wim Wenders, con el que ha hecho ya varias películas. En ella comentó que «el artista ya no debe usar la ironía», porque «ahora hace falta hablar claramente». Emprende así la campaña por el Jubileo en el año 2000, en la que se reúne incluso con el Papa, aunque dicen que preguntó antes si sabía que él no era católico (a pesar de que lleva un rosario colgado del cuello, que es una copia del que le regaló). La canción Gracia, que cierra el álbum, vuelve a ser una declaración de fe, al estilo de sus primeros discos: «Es el nombre de una chica / pero es también una idea que cambió el mundo».
Se anuncia un nuevo día de esperanza (Beatiful Day). «Haciendo las maletas para un lugar en que ninguno de nosotros ha estado / un sitio que se tiene que creer para ser visto» (Walk On). Por lo que «toda tu moda / todo lo que haces / todo lo que construyes / todo lo que rompes / todo lo que mides / todo lo que robas / todo esto puedes dejarlo atrás». Esa sed de trascendencia reaparece en la conversación con su amigo muerto en Stuck In A Moment. Busca la elevación de ese amor redentor, en un deseo de volver a casa, emocional y espiritualmente. La esperanza ha sido siempre el gran tema de U2.
La muerte de su padre le lleva a escribir varias canciones de su nuevo disco, How To Dismantle An Atomic Bomb (2004), particularmente Sometimes You Can´t Make It On Your Own. Hablando de su partida con Noel Gallagher de Oasis, preguntándose que habrá después de la muerte, nace Un paso más cerca. La vida está llena de grandes preguntas, pero la más importante tiene que ver sin duda con esa realidad eterna. Por eso Bono acaba su disco con una oración: YAHWEH. En su entrevista con la revista Rolling Stone, cuenta como alguien de su compañía le preguntó: «¿Quién es ese Yahvéh?». Cuando el cantante de U2 le contestó que era «uno de los nombres de Dios, que los judíos no pueden escribir ni decir», le miró con desaprobación y dijo: «Preferiría que no me lo hubieras dicho, ¿no puedes ponerle otro nombre?»... La canción es una declaración de fe directa, en la que resalta la espera de un nuevo amanecer y la entrega total.
EL HORIZONTE SEÑALA A DIOS
El último trabajo de U2 ha sido considerado por muchos como uno de los «más cristianos» de la banda. Sin embargo, dentro de cada canción se encuentran matices, experiencias personales y toda la gama temática que ya había en discos como The Unforgettable Fire. Es un trabajo que, en definitiva, nos habla de la verdad que hay más allá de la realidad de nuestra fe personal.
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